OLEO SAGRADO

El pasado jueves Tornicón anunciaba que iba a salir a pescar al día siguiente por lo que decidí apuntarme dado que en Sevilla era festivo, aunque la climatología no presagiaba nada bueno.

Oportunidades de salir a pescar con el Señor de las Corvinas no se deben desperdiciar, además, pondría en práctica la táctica de lo que en biología se conoce “estrategia del macho satélite”, básicamente se trata de estar acechando por los alrededores como si tal cosa mientras el Señor de las Corvinas esta de aquelarre con sus consortes, para aprovechar un momento de despiste de este y ¡ZAS!, salir corriendo con una de ellas a un lugar seguro.

A las 8 de la mañana ya estaba delante del mar y efectivamente lo que me temía. No paraba de llover, aunque el mar estaba perfecto para pescar. Ahora, quien era el valiente de salir a menear una cañita de carbono debajo de unos nubarrones negros de espanto.

Al poco tiempo se unió Tornicón al dilema, y después de mucho sopesar decidimos abortar la salida, por lo que nos metimos dentro de su coche para charlar y admirar el lluvioso espectáculo. Mientras charlabamos se me ocurrió otra estrategia, le enseñaría mi caja de señuelos para que los tocara y ver si se les pegaba algo “mágico”. Una vez conseguido el objetivo, cerré la caja cuidadosamente y de esta forma mis señuelos quedaban ungidos para mi próxima salida.

Mas tarde se unió también Dani a la agradable tertulia. Je, je, el no fue tan avispado como yo, y no aprovecho el momento….

Al día siguiente me encontraba al alba en el mismo sitio, no había nubes, pero esta vez había unas olitas con las que había que tener mucho ojo a la hora de entrar y salir. Preparé el equipo y sin mas demora me fui a la marca. Quería estar cuanto antes, sabía que el viento haría su aparición y pondría las cosas complicadas. Ni siquiera hice curri por el camino para no perder tiempo.

A unos 100 metros antes de la piedra preparé el aparejo, montando un jig de 150 gr azul y rosa (¡sin sobarlo mucho para que no perdiera el oleo!), ideal para las condiciones existentes dado que la deriva era bastante fuerte.

Una vez llegué al destino aluciné con la actividad que me indicaba la sonda, marcaba un banco de peces desde la superficie al fondo. Me asomé por la borda y efectivamente, se veían los jureles claramente.

¡En la segunda pasada, mi táctica dio sus frutos!. En el momento de subida del jig, calculo que a unos 8 metros del fondo, el señuelo fue atrapado por lo que parecía una locomotora, los cabezazos me delataron claramente que estaba ante una majestuosa corvina.

La lucha duró entre 30 y 45 minutos, momento en el cual apareció el amigo Curten que tuvo la gentileza de hacerme las fotos de rigor con mi magnifica corvina de 25,6 kg y 144 cm.

Saludos a todos Uranoscopus.

Equipo Apeská, Mayo 2008.

~ por Apeská en 7 febrero, 2008.